Charlotte aún no había encontrado nunca el amor de su vida o si más no, nunca lo había correspondido, siempre se había dedicado a mirar el amor desde la ventana de su piso, tenía 23 años y sus amigos empezaban a cachondearse de ella, cada tarde se colocaba en el balcón de su pisito, con una taza de chocolate caliente y veía las parejas risueñas, envueltas por un aura de amor, mientras paseaban por la gran avenida...
Sonreía para sus adentros, con una triste y esperanzada sonrisa, anhelando algo que nunca había conseguido tener, algo que nunca nadie le había permitido sentir...
Charlotte siempre fue la espectadora de su propia obra maestra, de una obra que nunca se estrenó...
ma'agrada moltíssim, d'on l'has tret?
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