martes, 21 de abril de 2009

Antítesis II

- ¿Anna? Sí, mira has de ir a la planta de endocrinología, allí te asignarán tu habitación y conocerás a los psicólogos y médicos que te ayudaran a pasar este trayecto. Suerte.

No la miré, me daba asco, como todos y todas me decían “Suerte, todo irá bien” no sé qué cojones hago aquí, no estoy enferma, solo quiero estar delgada, no es un delito. Caminé en dirección a la sala de espera de endocrinología. Y entonces la volví a ver, Mobby dick estaba allí, me volvió a mirar, pero esta vez no se asustó, la miré a los ojos con crueldad, y rápidamente aparto la vista de mi camino. La sala estaba en silencio, mierda. No me gustaba el silencio, el silencio le daba la razón a todo el mundo… Y entonces pasó lo que tuvo que pasar, mi estómago empezó a sonar y entonces todos aquellas personas gordas, con sobrepeso, obesas ya fueran niños, abuelos, abuelas, padres, madres, tíos, tías, jóvenes, dirigieron la atención hacía mi… “¡Mierda, mierda, mierda, mierda!”

- Mamá voy al lavabo ahora vuelvo.

Me levanté, cogí el bolso y fui hacía el lavabo, cerré la puerta. Abrí el bolso, me senté en el suelo, empecé a comer todo lo que llevaba en el bolso, madalenas, donetes, lo que fuera me bastaba, tenía hambre, tenía mucha hambre. Después de comerme 3 cajas de donnetes, una de galletas príncipe, ella vino a buscarme… “¡Gorda, vaca! ¿Así como quieres llegar a estar delgada?” Lo había de expulsar, sino me pondría como Mobby dick, no, no podía permitírmelo, NO.
Salí del lavabo, mi madre no me miró, ni pronunció palabra, últimamente nuestra relación madre e hija se había ido rompiendo, no tenía amigos, mi hermana no me hablaba, ningún chico me quería, hacía tiempo que nadie me dirigía la palabra, pero yo estaba segura de que cuando consiguiera estar más delgada, ellos volverían arrastrándose a mi y me harían caso. Entonces, ella otra vez… Me miraba con cara de lástima, me daba rabia, la odiaba, suerte que no éramos amigas. Aquella chica debía medir un metro sesenta y cinco a grosso modo y debería pesar unos 150 kg o más.

- Anna Gonzalez?

Era mi turno, me levanté y todo el mundo me volvía a mirar, “Que os jodan vacas” pensé.


V;

2 comentarios:

  1. Interesante enfoque... Casi siempre este tipo de historias las enfocan las anoréxicas... Me gusta...
    Beshos!

    ResponderEliminar
  2. Es horrible esa enfermedad...
    debe ser odioso intentar conseguir una cosa, no conseguirlo y obsesionarte y no poder parar de culparte a ti misma. Espero más partes.

    Unbesoguapa
    :D

    ResponderEliminar