sábado, 20 de febrero de 2016

Arañando el aire

Pensar en tu boca
echarte de menos
fumarme un porrito
y perderme en tu pelo
decirte al oído
contigo me elevo
me siento en el aire volando muy lejos...

lunes, 18 de enero de 2016

Brújulas que buscan sonrisas perdidas

Siempre he creído que una persona que no permite que vean sus ojos siente mucho placer o mucho dolor... Y es que cuando los cierras completamente sólo puede significar que estás en tu propio mundo. Y los mundos propios suelen ser tan personales que necesitas que el exterior no te salpique...

domingo, 26 de octubre de 2014

Te comería a versos - Leiba


Pieles tersas de jóvenes, magia en las pisadas
se dejaba caer, yo me dejaba enredar y siempre chocaba
cuando te diste cuenta yo deliraba
"¿Cuando estarás de vuelta?"- me preguntabas.

Flores en los balcones, golpes de palabra
Amanecerá y echaremos andar entre hojas mojadas
con la ansiedad a cuestas y una esperanza

En la ciudad desecha, recien pintada...

Quedamos en dejarlo, morir en primavera
será un invierno largo, juntando los pedazos que nos quedan...

Pánico a los aviones y la mirada buena,
se dejaba ayudar, me ayudaba a pensar y valía la pena
hay una guerra enferma en las fronteras
y una ventana abierta en las aceras.

Quedamos en dejarlo, morir en primavera
será un invierno largo, juntando los pedazos que nos quedan...

Quedamos en dejarlo, morir en primavera
será un invierno largo, juntando los pedazos que nos quedan
que nos quedan...


martes, 18 de marzo de 2014

You're the best I ever had - Gavin DeGraw



You said "take me home, I can't stand this place
Because there's too many hipsters 
And I just can't relate
"You're my neon gypsy, my desert rain"
"You're my helter skelter"
Oh how can I explain

That you're the best I ever had
And I'm trying not to get stuck in my head
But I read that soda kills you and Jesus saves
On a bathroom wall where I saw your name
You're the best I ever had
I won't be the same


Night sky full of drones
This neighborhood of clones
I'm looking at the crowd and 
They're staring at their phones
They groom the coastline here
It's starting to disappear -Oh my God-
And maybe once a year
I think to clean my car


I caught my reflection, I dropped the call
I've been medicating with cigarettes and alcohol
I got vertigo, no I can't see straight
I got obligations though I'm usually late


But you're the best I ever had
And I'm trying not to get stuck in my head
But I think I dropped my wallet in Santa Fe
Lost the only picture I had of you that day 
And you're the best I ever had
I won't be the same

miércoles, 22 de enero de 2014

Las malas lenguas - Love of lesbian


La radio ha dicho al fin que sucederá,
que todo exceso vuelve como un boomerang.
Somos portada con un tremendo titular.

Montan debates tensos en cualquier canal,
nos dan seis noches, siete, vamos, ¿quién da más, tú?,
incluso han puesto la fecha de caducidad.

Y aun así ...
pienso quedarme hasta el fin,
hasta que digas "no da para más".

Algunos dicen que ya han visto la señal,
bolas de fuego extrañas, supernova fugaz,
como las fiebres que con el viento amainarán.

Las malas lenguas tiran de otras muchas más
y presuponen siempre, es un juego fatal,
aunque su infamia esconda parte de verdad.

Y aun así ...
pienso quedarme hasta el fin,
hasta que digas "no da para más".

Pueden confundirnos y al final ganar,
y te advertiré, nos influirán.
Si el trayecto sigue y esta nave va,
¿qué más da, qué más da, qué más da?,
¿qué más da, qué más da, qué más da?


lunes, 20 de enero de 2014

De animales y otros seres extraordinarios para Casiel y Nora.

La aventura de Espino parte I


Había una vez un oso muy grande que vivía en los adentros de un bosque que estaba en un país muy lejano, su nombre era Espino. 

Espino era un oso gigantesco, muy peludo, su pelo era de color marrón oscuro pero a la vez brillante, a pesar de que tenía unas pezuñas mordisqueadas por los nervios, era la envidia de todos los osos. 
Todos querían ser como él pero la verdad es que no todos los osos sabían qué se escondía en el corazón del bueno de Espino, de hecho nadie lo sabía, ni él.

A Espino le chiflaban los peces, los comía a todas horas, incluso cuando no era la hora de comer! Le gustaban tanto tanto tanto que a veces incluso se enfadaba si su mamá, Bella, le traía muchos peces.

" Porqué me compras tantos peces mamá! ¿No ves que si los compras me los como?" decía Espino muy gruñón.

Como a todos los osos, a Espino le llegó la hora, tenía que dejar su amado bosque, donde el cielo era azul y el oxígeno puro, donde el reloj siempre marcaba una hora menos, un bosque rodeado de magia y recuerdos. 

 Era la hora de ir a la escuela de los osos grandes!

Para llegar a la escuela de los osos grandes, tenías que caminar mucho, tres meses caminando sin parar! Estaba muy lejos, a muchos kilómetros del bosque donde Espino vivía. Pero solo caminando uno llega al destino y ya sabéis qué dicen: lo importante es llegar. Así que Espino echó a caminar muy ilusionado junto con su amiga Aiza a la que también le había llegado la hora de ir a la escuela de los osos grandes.

Cuando por fin llegaron a aquél lugar del que todo el mundo hablaba, vivieron momentos muy buenos y muy malos, se convirtieron en estupendos chefs y lucharon contra todo tipo de monstruos como el sr.Hambre. Pero nada eso importaba pues se tenían el uno al otro y se apoyaban mutuamente, pasara lo que pasara. 

Durante ese tiempo de combate y lucha, Espino conoció a otro oso, un oso mucho más grande que él y de pelaje mucho más claro, su nombre era Galeg y era de los bosques del norte. Galeg y Espino se enamoraron profundamente. Siempre estaban haciendo cosas, salían a cazar peces al río, hacían hogueras con las hierbas verdes de aquellos grandes bosques y luego le bailaban a la luna hasta el amanecer. 

A Espino siempre le habían gustado los osos y eso estaba bien, porque el amor viene como viene y uno no lo elije, es lo que tiene el amor, que cuando viene se te mete dentro de la cabeza y luego no hay quien se lo quite. Pasaron los meses y Espino se sentía muy afortunado de tener a Galeg a su lado, qué bonito era el amor.

Un dia Espino fue a darle una sorpresa a Galeg a su cueva, pero la sorpresa fue suya al descubrir como en aquella cueva había un pasadizo secreto y muy oscuro que no sabía donde iba a parar.

Era Espino suficientemente valiente como para entrar en aquél pasadizo oscuro y descubrir a dónde lo llevaba?

La cuestión fue que sí, que el oso fue suficientemente valiente como para entrar en el tenebroso pasadizo, pero tras días dentro del pasadizo descubrió que se había perdido ante tanta oscuridad.

¿Dónde estaba la salida?

Continuará...

jueves, 29 de agosto de 2013

I wanna be where you are - Michael Jackson

Can it be I stayed away too long?
Did I leave your mind when I was gone?
It's not my thing trying to get back 
but this time let me tell you where I'm at 
You don't have to worry 'cause I'm coming 
back to where I should have always stayed 
And now I've heard the maybe to your story 
And it's enough love for me to stay 

Can it be I stayed away too long 
Did I leave your mind when I was gone 
It's not my thing trying to get back 
But this time let me tell you where I'm at 

I wanna, wanna be where you are 
Anywhere you are 
I wanna, wanna be where you are 
Everywhere you are 

Please don't close the door to our future
There's so many things we haven't tried 
I could love you better than I used to
And give you all the love I have inside 

I wanna, wanna be where you are 
Any, any, anywhere you are 
I wanna, wanna be where you are 
I gotta be where you are





martes, 28 de mayo de 2013

Pensión Compleja - Risto Mejide

Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse.

Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.

Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.

Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.

Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson.

El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.

Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.

Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.

domingo, 26 de mayo de 2013

John Mayer - Slow Dancing in a Burning Room

I was the one you always dreamed of,
You were the one I tried to draw.
How dare you say it's nothing to me?
Baby, you're the only light I ever saw.

Brit - Capítulo 18

Mamá.

De golpe, la sangre empezó a hervirme, una fuerza inhumana salió de dentro de mí. A ella no. Por ahí no. Hijos de puta. Me volví loca y empecé a correr hacía ella mientras me miraba asustada, atada de manos y pies, con una venda en la boca, magullada.

Le habían hecho daño. A ella no, hay personas en esta vida que son intocables. Contra más corría más me acercaba a ella, contra más cerca más clara veía su cara de arañazos con tonos azulados, contra más claro, mejor vi el movimiento de negación que hacía, implorándome que no me acercará. Pero contra más claro lo veía, más rabia corría por mi ya no tan sano cuerpo, hasta que choqué contra algo, algo que no estaba ahí, golpeándome con fuerza, haciendo que saliera disparada por los aires.

Me quedé aturdida en el suelo. ¿Qué había pasado? Intenté levantarme pero no podía, o eso pensé. Eso pensé hasta que en mi mente, sonó su voz. “Saldremos de ésta, Brit”.

Grité furiosa. Y con una fuerza descomunal me erguí como el valeroso y herido caballero no dispuesto a rendirse en la batalla. Volví a correr hacía allí y justo cuando estaba a punto de tocarla, de acogerla entre mis brazos escuché un gran estruendo, fueron milésimas de segundo pero para cuando quise darme cuenta, un gran flujo de corriente eléctrica entró por mi pecho y empezó a correr en varias direcciones, enseñándome lo que es el dolor en partes del cuerpo que no sabía ni que existían. Quemaba. Te paralizaba. Y luego… Me desplomé en el suelo. Barrera eléctrica, que le llamaban.

Y fue entonces, ahí, mientras pensaba que esos iban a ser los últimos minutos de mi patética existencia cuando Brian empezó a gritar:

- Hay momentos en los que uno tiene que luchar, y hay momentos en los que uno debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco ha zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo…

Lo miré, lloraba. Y yo con él.

- Lo cierto es que siempre fui una ilusa - dije en un suspiro.

“Sus labios eran cálidos y fuertes, seguros. Nos separamos sin dejar que nuestros cuerpos dejaran de tocarse. Era una fuerza de atracción tan ajena e incomprensible a mi, que daba miedo. Él sonrió.

Algo en el cielo apareció, así que retire la mirada de aquellos ojos infinitos. Es broma, no había nada en el cielo, pero conseguí que él mirara hacia allí y justo cuando lo hizo cogí agua con la boca y al girar la cabeza mientras expresaba cierta curiosidad sobre lo que había visto, con toda mi fuerza se la escupí en la cara.

Me soltó y me escabullí y empecé a nadar hacia la orilla con una técnica de nado impresionante, nótese la ironía. Justo cuando ya tenía medio cuerpo y un pie fuera y estaba cantando victoria miré hacia atrás. Brian había desaparecido. Ni rastro. Se había esfumado.

- Por si no lo sabías... ¡Esconderse es de cobardes!- grité al mundo y a la fauna de aquel río pero no obtuve respuesta alguna.

Me quedé allí, miré mi ropa, estaba empapada así que me quité la camiseta y empecé a escurrirla. Volví a ponérmela. Lo mismo hice con los pantalones y las deportivas.

Empecé a inquietarme ¿Dónde había ido aquél capullo? No era posible que desapareciera como si de magia se tratara.

- ¡Va! ¡Sal ya de dónde sea que estés! – grité una vez más.

Al final, desistí y empecé a caminar dirección a casa. Cuando llegué a la altura del puente el coche de Brian ya no estaba allí. “Maldito seas” pensé para mis adentros, hasta casa tenía una hora y media, iba a morir caminando bajo el sol ardiente.

Para cuando estaba doblando la esquina ya era de noche. Brian me las iba a pagar y bien pagadas, su coche estaba aparcado en la puerta de mi bloque. ¡Argh! Y él, estaba sentado dentro del portal, sonriendo, victorioso.

Metí la llave en la cerradura y pasé por su lado sin ni siquiera mirarlo. Pique al ascensor

- Estabas muy graciosa escurriendo la ropa – dijo, burlándose de mi entre risas.

Concentré todos mis esfuerzos en callarme y no empezar a verborrear insultos hacía Brian, de lo contrario él ganaría. Me subí al ascensor y él subió detrás de mi mientras me miraba sonriendo.

- Eres preciosa, sobre todo cuando te enfadas y me ignoras haciendo ver que no te importo una mierda.

Sin querer mis ojos se cruzaron con los suyos y me estremecí. Se dió cuenta y pronunció

-  Ilusa... -  sonriendo antes de que la puerta del ascensor se cerrara, dejándome anonadada en aquél cuadrado, sin entender muy bien de qué iba la cosa. ”

Entre aplausos la voz de Seven retumbó en aquel antro:

- En serio chicos, me dais asco. De verdad, me repugnáis. El amor, l’amour… ¡Tonterías! Si el amor existiera vosotros dos no estaríais peleando el uno contra el otro como si la vida os fuera en ello. Os creíais que eráis dueños de vuestras vidas, que nadie os controlaba y os olvidabais de un pequeño detalle. Aquel insignificante detalle que lo cambia todo. Y que convierte un todo en casi nada, un mundo entero en burdas mentidas, unas creencias aparentemente solidas en nada más que pensamientos absurdos. ¿No es gracioso todo en sí?”- hizo una pausa meditando qué iba a decir acto seguido y prosiguió - Pero vayamos a lo importante.

Era una sensación extraña la que sentía por dentro, algo iba mal, algo que sinceramente se escapaba de mi consciente, era una especie de corazonada. Noté la mirada de Seven sobre mi persona.

- ¿Y bien Brit? ¿Vas a empezar a cantar ya o qué? ¿No crees que tu madre ya ha sufrido suficiente por tu culpa? – dijo el diablo en persona.

Seven caminó hacia mi madre lentamente mientras yo seguía estirada en el suelo incapaz de mover un solo dedo, llevaba un cuchillo. Me hervía la sangre, tenía las orejas ardiendo y gran parte del cuerpo en carne viva.

La situación empezó a superarme en el instante en que Seven cogió el cuchillo.

- Habla Brit. – ordenó.

Cerré los ojos, no quería mirar, si lo hacía lo más probable es que acabara vomitando. Y mamá empezó a gritar.

Continuará…
V.

sábado, 27 de abril de 2013

Brit - Capítulo 17

Oí a alguien gritar, una voz familiar, me esforcé por reconocerla pero no saqué nada en claro, estaba perdiendo la lucha. Había dejado de saber cuánto más aguantaría en ese mugriento lugar.

De la nada salieron dos agentes del mal, eran altos y robustos, iban vestidos con trajes negros y a pesar de haberlos visto cientos de veces, nunca me acababa de acostumbrar a esos ojos azules como el hielo, esos ojos que conseguían helarte la sangre. Sabéis los ojos de los gatos? Pues así era como sus ojos brillaban en la oscuridad.

Abrieron la celda y entraron dentro de ella.

“Levántate escoria.”

“Y una mierda...”

Me cogieron de los brazos con fuerza, parecía que me los fueran a desintegrar con tanta presión, era como en los típicos videojuegos dónde el personaje destrozaba las piedras con solo cogerlas con sus manos. No me daba la gana de levantarme, no les iba a dar el placer, así que me arrastraron por el frío y desagradable suelo. Me dejaron estirada en una gran sala oscura, boca arriba, mirando a la nada, porque la nada era oscuridad, era silencio. Y cuando digo silencio, me refiero a silencio interior, era como estar muerta en vida. 


Hasta que de pronto, se hizo la luz…

Tumblr_m0ogfqwifr1qgzriqo1_500_large

V.

jueves, 18 de abril de 2013

Cuando sepas de mi - Risto Mejide

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.
- Risto Mejide

Y al leerlo, lo único que me atrevo a decir es, "No me acabes olvidando" pensando que tal vez aquella canción tenía razón: nada se pierde, todo se transforma.

V.

miércoles, 10 de abril de 2013

Mi primera combustión - Love of Lesbian


Y curada al fin, me permito el lujo de observar
tu pelo raro y creo que ahora fumas demasiado.
Y hablas como si te hubiera preguntado
de quién te vengabas todo el tiempo que yo estuve a tu lado.

Y aun no sé a qué diablos viene ahora tu llamada,
tiembla tu cuchara y eso nunca queda bien.
Di, di la verdad, llevas tiempo sin romper muñecos.
Pasados unos meses alguien me ajustó de nuevo
y queda un poco lejos cuando me incendiaste
y ya soplaron las cenizas, volaron las cenizas.

domingo, 7 de abril de 2013

El porqué de dejar que te marchases.

Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado.
Pero así, habría dejado de ser un pájaro
Y yo... Yo lo que amaba era un pájaro.

- Mikel Laboa

Mario Benedetti - Soledades

Hay diez centímetros de silencio 
entre tus manos y mis manos 
una frontera de palabras no dichas 
entre tus labios y mis labios 
y algo que brilla así de triste 
entre tus ojos y mis ojos.

- Mario Benedetti

miércoles, 27 de marzo de 2013

Brit - Capítulo 16

Te quitan la ropa mientras te miran obscenamente y te tocan. Te rapan la cabeza y te atan de pies y manos. Humillación. Estas en una celda fría y mohosa llena de ratas que no se atreven ni a comerse la comida que esos hijos de puta te dan una vez al día. Menosprecio. El agua sale ardiendo con fuerza, quemándote la piel y el alma pero ya no tienes fuerzas para llorar o simplemente gritar. Vacío. Te limitas a sobrevivir. 

Te piden que cooperes pero te niegas, creen que te lo pueden quitar todo, pero de sobras sabes que cuando te dejan vacío ya no tienes nada que perder. Y es que a veces los ideales prevalecen sobre el dolor, sobre la humillación. La cuestión era que yo no podía traicionar a aquellos que una vez me dieron una segunda oportunidad.

Y aparece alguien detrás de los barrotes, él. Alguien que un pasado lo fue todo para ti, y te mira implorándote perdón, pero ya no es él, y tú tampoco eres tú.

“Brit…”

Brian me llama, no soy capaz de mirarlo…

“Brit, dales lo que quieren y te dejaran libre…”

Y levanto la mirada, y clavo mi mirada en la suya y se estremece, pero ya me da igual.

“Te quiero” pronuncio. 

Y como si de un cortocircuito se tratara Brian abre bien los ojos y aturdido por el golpe de mis palabras, una chispa de esperanza se escapa de su caparazón de tipo duro.

“Ver muerto” Prosigo, como si ésa fuera la última bocanada de aire disponible en mis pulmones.

Desalentado se da media vuelta y se va. Lentas pasan las horas en este zulo mugriento y húmedo, Seven no tardará en llegar. Un cerrar de ojos y…

“Es un sábado por la mañana, el sol resplandece desde mi ventana por la cual corre una brisa suave con olor a primavera. En la radio suena Oasis y su Wonderwall, un clásico.

“Maldita Tenesse, no tenía suficiente con enviarnos la redacción sobre la reproducción de las amebas y otros anfibios que encima nos ha puesto un examen para mañana. Maldita seas, te odio.” Pensaba mientras mi madre irrumpió en mi habitación.

“Brit, ha venido alguien a verte”

Genial, seguro que era James, pero… Un momento, ¿no había quedado con él a aquello de las doce y media? Eran las nueve. Tal vez venía de empalme con churros, me dijo que ayer salía. Fui hacia el recibidor y no había nadie, pero la puerta de la entrada principal estaba abierta, así que salí al rellano, y allí estaba él, sentado en la escalera, Brian.

“Ya decía yo que esa peste solo podía provenir de una persona” mascullé mientras me tapaba la nariz con mi mano derecha y con la izquierda hacía ver que disipaba el olor.

“Qué graciosa te has levantado tú hoy ¿no?” dijo con cierto tono juguetón.

Sonreí con autosuficiencia y descaro. Orgullosa de ser tan rancia.

La cuestión es que pasaba por aquí y…” prosiguió Brian mientras se levantaba y se acercaba lentamente a mí.

“No me interesa tu vida. No, para nada. ¿Qué quieres?” Le corté con un tono tajante mientras sonreía y le apuntaba con el dedo para que se quedara quietecito donde estaba.

Se quedó mirándome perplejo y me dedicó una sonrisa con aquella dentadura profident que le caracterizaba. De golpe mi corazón se aceleró, mierda. ¿Qué había sido eso? No no no no, no era posible. No. Definitivamente no, él no.

“Mira, tengo el coche abajo mal aparcado así que seré breve. Iba a ir al acantilado de Tres Aguas a hacer puenting y me asaltó la idea de que alguien como tú, tan valiente, con tanto morro y chulería no se atrevería a darme un no por respuesta”

Cabrón. Me estaba probando.

“Tengo un examen pasado mañana, no puedo. Lo siento” dije canturreando mientras empezaba a cerrarle la puerta en las narices

“¡Oh! ¿Eso que huele tan mal eres tú? Y pensar que serías la única chica de la ciudad que no me diría que no por miedo a que tuviera que acabar tirando sus braguitas de corazones y unicornios a la basura, pero ya veo que… Eres como todas.” Y mientras sonreía daba media vuelta como si la cosa no fuera con él y empezaba a bajar por las escaleras. “Adiós chica del montón”

Empecé a cerrar la puerta mientras miré al horizonte, aquél idiota me la había jugado, me había dejado como una cobarde. ¡Argh! ¡Qué rabia! Impulsiva como yo sola abrí la puerta y justo cuando estaba dispuesta a empezar a chillar vi que Brian estaba delante de la puerta.

“Me tomaré eso como un sí” dijo burlón con una sonrisa de oreja a oreja anticipándose a mi futura verborrea de palabras mal sonantes. “5 minutos, te espero abajo. No tardes.” Y prosiguió con la marcha.

Me calcé las deportivas, y bajé. Me estaba esperando en un Seat Panda del 98 rojo. Me subí al coche sin mirarlo.

“Vamos Brit, no te las des de dura y admite que te morías de ganas de verme” dijo muy seguro de sí mismo.

“ No proyectes tus deseos en mi” sentencié mientras miraba a la carretera “Además, como por tu culpa suspenda el examen, te juro que te vas a pasar todo el Agosto estudiando conmigo los anfibios y sus cuerpos sin esqueleto”

“Trato hecho” prometió una vez más sonriendo, seguro que estaba contento de conseguir lo que él quería. Hombres…

Lo miré de reojo, esas Rayban rojas le sentaban muy bien, le daban un toque macarra. Llevaba una camiseta negra y unos pantalones cortos de chándal, supongo que lo de saltar del puente iba en serio. Llegamos a un puente y aparco antes de cruzarlo. Del maletero empezó a sacar cuerdas, arneses y mosquetones, la cosa se ponía seria.

“Sería la venganza perfecta” susurré.

“¿Decías?” preguntó curioso “Tranquila, sería una muerte rápida, no podría disfrutarla, me sabría a poco.” Dijo quitándole hierro al asunto.

Empezó a hacer nudos y a atar las cuerdas al puente y al arnés. Me asomé, debían haber como 50 metros para bajo, me mareé.

“¿Ahora no irás a echarte atrás, no?” preguntó desafiante. “Va, ponte el arnés” me pidió mientras me lo alcanzaba.

“Tú primero, no me fío un pelo de ti” le interpelé con dureza con una mirada desafiante.

“Está bien, para subirme luego habrás de tirar de esta cuerda de esta manera”

Sinceramente no me fije como lo hacía, el vuelo de una mariposa me distrajo. Saltó la baranda del puente y justo cuando estaba al borde de este, abrió sus brazos de par en par y saltó. En cuanto lo vi colgado como cual fuet, supe que esa era mi oportunidad. Eché una ojeada al paisaje y vi un camino que bajaba hasta el río. Me encaminé hacia allí mientras Brian empezó a gritar pidiéndome que lo subiera arriba hasta que se dio cuenta de cuales eran mis intenciones realmente.

Me planté a escasos metros de él y me senté en una roca que había en medio del rio.

“Maldita zorra” gritó bien fuerte.

“No creo que eso te ayude mucho, es más, dudo que insultándome consigas que te ayude por voluntad propia, pero tú sigue que me gusta.”

Lo miraba sonriendo con desdén, tenía el poder. O eso creía yo. De repente empezó a subir por la misma cuerda que lo colgaba como si de una lagartija se tratara, mierda. Me levanté rápido de la roca y empecé a correr por el río, saltando de piedra en piedra, pero en cuestión de segundos tenía a Brian detrás, cinco segundos más tarde me cogió y se lanzó al río conmigo cogida. Salí a la superficie pero ni rastro de Brian hasta que algo me agarró por detrás.

“No pareces tan valiente ahora” me susurró en la oreja y acto seguido me la mordió. Todo mi cuerpo se estremeció. Me di media vuelta y me quedé a escasos centímetros de él. “¿Por qué me gustaran tanto las niñatas como tú?” siguió susurrando aún más cerca de mis labios, casi rozándolos.

“Porque…” le susurré mientras recorría su mejilla en dirección a su oreja “eres un cerdo pederasta” finalicé.

Y entonces me agarró bien fuerte haciendo que su cuerpo y el mío se tocaran y empezó a besarme. Intenté resistirme, pero para ser realistas los cerdos pederastas como él me encantaban.” 

Tumblr_mkahb2yums1r5lq1ho1_500_large

“Veo que no das tu brazo a torcer” dijo Seven, despertándome de aquél extraño sueño “Pasaremos al plan B, lo siento Brit esto no te va a gustar.”

Y se fue.
Continuará…

V.

jueves, 21 de marzo de 2013

Changes

Parece ser que sí,  que al final tenías tú razón
She will be loved.

V.

sábado, 2 de marzo de 2013

Introducción Recuerdo - Ismael Serrano

Quizá les haya pasado en alguna ocasión. Quizá, alguna vez, caminando por la calle les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, el suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma. El suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera sintiéndote al contracorriente de todo, sin saber muy bien que hacer o que decir. Y se le llena a uno la cabeza de recuerdos, y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona.  

Porque... Primero como digo fue un breve instante, y segundo porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis que…Todos hemos cambiado en este tiempo. Y tú también aunque te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea. 

El caso es que uno queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo. Quiero decir que quizá sí se trate de esa persona, pero a lo mejor no. A lo mejor uno la desea tanto que la inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo.

Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente… Quizás no sea eso, quizá sea sólo un deseo inconsciente, y uno sólo quiere encontrarse con ella para decirle cualquier tontería. Quizás para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que éramos eternos e invulnerables. Quizás sólo para decir “¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo?” “¿Qué fue de nosotros?” “¿Qué ha sido de mi?”… 

Algo parecido ocurre en la canción que vamos a cantar ahora, trascurre en el metro de mi ciudad, en Madrid, es la historia de un tipo que entra en el vagón de metro y encuentra en el asiento de enfrente a una muchacha… que le recuerda a una mujer a la que amó, o quizás sea ella, no lo sabe, y está también lleno de dudas… 

Muchos familiares, amigos y amigas se acercan para preguntarme sobre esta canción, sobre el final de la canción, más bien para preguntarme que  qué diablos le pasa por la cabeza a la muchacha que protagoniza dicho final, nunca puedo satisfacer a quién pregunta porque no tengo ni puñetera idea de lo que le pasa por la cabeza a la muchacha, pero… Sí sé algo.

Sé que un día todo cambiará, espero que más pronto que tarde pero un día, las cosas serán diferentes. Un día el muchacho entrará en el vagón y la encontrará en el asiento del frente, radiante y luminosa y se acercará a ella y le hará la pregunta que siempre le hace al terminar la canción, y un día, todo cambiará, ella se levantará de su asiento sosteniéndole la mirada, el metro detendrá su ritmo, todas las cabezas se giraran hacia ellos, la ciudad también se detendrá, la gente parada en las aceras, los coches en mitad de la calle, las palomas emprenderán el vuelo, ella se acercará mucho a él y un día le responderá de manera muy diferente a cómo lo hace en la canción…

sábado, 16 de febrero de 2013

Siempre este esperando - Carlos Sadness


Tú y yo éramos estrellas ardiendo en la noche y  ni siquiera los astrónomos supieron darnos nombre. Una pareja nos mira desde un coche, tan apasionados, como tú y yo entonces.

Cuanto camino llevabas andado pensando lo mismo que yo, 
ni siquiera los días podías contarlos habías perdido de vista el reloj 
la puntualidad de los sentimentales que estiran el tiempo como si un adiós
fuera a durar toda la vida
y una despedida que no terminó...

Que yo te esperé y tú desesperaste entre tardes fugaces.

Y eso que a veces cuando atardece pienso en la vida que voy a perderme 
luces, incandescentes, 
sueño, que vienes a verme... 

El día que hizo más viento que nunca - Carlos Sadness

Qué más da lo que dijeras mientras estuvieras. 
Prefería verte vibrar a preguntar porqué vibrabas
 el tiempo que se tarda en dar una explicación podría ser el que se emplea en un último baile, 
sobretodo si es el día que te tenía más... 
cerca...


Ese suspiro se va por la puerta buscando quizás una ventana abierta, 
el aire de aquello que nunca te dije, 
palabras que el viento a su antojo dirige...

domingo, 10 de febrero de 2013

Brit - Capítulo 15

Sólo con escuchar su voz se me heló la sangre. Miré hacia los lados y luego hacia atrás en busca de una escapatoria, pero cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que estaba rodeada por una hilera de agentes del mal.
¿Recordáis el “turning point”? Os explicaré, actualmente, el mundo que conocemos se ha convertido en un gran ying-yang, formado por el bien y el mal, confrontados en una eterna guerra entre la muerte y la vida.

Todo empezó, un domingo, yo solía obligarme a recorrer 7 kilómetros corriendo hasta un gran lago que había por la zona para así mantenerme en forma, y ya de paso disfrutar del agua cristalina.

Era un camino de piedras por medio del bosque, me encantaba correr riesgos y yo sabía perfectamente que un paso en falso y caería dándome de bruces contra el suelo, rasgándome toda la piel, aun así era una yonqui de la adrenalina, me hacía sentir viva.

Sólo recuerdo que llevaba los auriculares de mi iPod puestos y que algo me golpeó por la espalda a mucha velocidad, acto seguido salí volando por los aires hasta aterrizar en el rocoso suelo. Nunca llegué a saber por qué aquel todo-terreno me atropelló ni porqué nadie me socorrió, porqué nadie vino en mi ayuda. Grité y grité, me encontraba boca abajo y no podía levantarme del suelo, grité pidiendo auxilio hasta quedarme afónica y después, lloré, perdiéndome entre lágrimas a mí misma en aquel suelo polvoriento…

Y entonces apareció Richard - por aquél entonces yo no sabía quién era él - tal vez fue por la conmoción pero apostaría dos de los grandes a que bajó del cielo con unas enormes alas blancas que brillaban con la luz del sol, sí, con el tiempo supe que Richard era mi Ángel de la guarda, no hizo falta que lo mencionara, solo con mirarlo a los ojos lo supe. Me acuerdo que me sonrió y se estiró a mi lado boca abajo, mirándome directamente a los ojos transmitiéndome una paz que ni los monjes budistas del Tibet y entonces me susurró.

- Brit te mueres.

No imaginé que fuera a soltar aquello, pensaba que me diría su nombre y que me llevaría al hospital, así que sorprendida y con tristeza empezaron a brotar lágrimas silenciosas de mis ojos, siempre había pensado que moriría de mayor en cualquier isla caribeña por culpa de un Tsunami, y no así. Me quedé inmersa en mis pensamientos, rememorando mi vida como si fuera una película y entonces Richard prosiguió, aunque no le hice mucho caso.

- Te mueres, sí, pero solo si tú quieres que así sea.

Y empecé a hacerle caso y dejé de rememorar mi vida. No podía hablar, él lo sabía, pero sólo con un cerrar de ojos él supo que yo quería seguir adelante así que me propuso un trato.

- Yo puedo darte una segunda oportunidad para que puedas seguir con vida. Pero hay un precio bastante alto a pagar. – hizo una pausa incómoda y carraspeó para proseguir con la oferta– Estarás al servicio de la humanidad durante diez años y la ayudarás siempre que haga falta. Para hacerlo se te otorgaran unos poderes que tendrás que aprender a manejar por tu cuenta y que irás descubriendo más adelante, ahora, como verás, no tengo tiempo a explicártelo todo. Durante esos años lucharás contra el mal y serás nuestra Secrets-keeper, de esto también hablaremos más adelante. – me estremecí, la traducción de secrets-keeper era guardiana de los secretos y sinceramente nunca me habían gustado los secretos- .

Nos quedamos callados durante dos minutos, dos minutos en los que pensé en lo que me había dicho. La cabeza me daba mil vueltas, era un huracán de pensamientos, ¿Estaría delirando? ¿Estaba siendo todo esto un sueño? La conmoción no me dejaba pensar con claridad, demasiada presión. Estaba a punto de aceptar el trato cuando finalmente Richard rompió el silencio.

- ¿Aceptar o morir? Tú decides.

Y yo asentí con la cabeza. Y entre susurros intente vislumbrar un "acepto", aquél fue el momento que lo cambió todo, the moment that changes everything.


- Chicos, cójanla, llévenla a la D-101. Código 43. - Ordenó Seven.


Continuará...

V.

jueves, 7 de febrero de 2013

Brit - Capítulo 14

…Pip…Pip…


Eh. Oh. Uuuuh… ¿Qué era esa peste? Olía a mejillón muerto, a huevo podrido, a depuradora, a sudor rancio…

Abrí los ojos, Brian se había quedado dormido encima de mi brazo. Era él el núcleo del olor. En su defensa podía alegar que estaba precioso cuando dormía, de verdad, yo por ejemplo era la persona menos sexy mientras dormía, mi madre solía imitarme con maldad, abriendo la boca de par en par espatarrándose de piernas y con los brazos bien estirados. Alguna vez me comentó que hacía mucho tiempo que ya había descartado la idea de hacerme una fotografía de esas en las que sales tan en paz contigo mismo mientras duermes, ya que durmiendo yo era la antibelleza en persona.

Estaba en una sala blanca, llena de máquinas conectadas a mi cuerpo, no había ventanas, sólo un sofá de color ocre bastante polvoriento en el que reposaba una mochila roja, supongo que de Brian; al lado había una puerta de madera pintada de blanco también, evidentemente  aquello no era un hospital.

- ¡Joder que mal hueles! – grité para darle un susto. Se sobresaltó y se puso de pie rápidamente y me miró riéndose al ver que yo me estaba aguantando la risa sin ningún tipo de esfuerzo.

- Tú no cambiarás nunca, ¿eh? Eres encantadoramente odiosa Julietta Britget Smith.


- A mí no me vengas con peloteos, que por tu culpa seguramente me quedaré coja para siempre y me pondré GOGOrda porque no podré hacer ejercicio y no encontraré el amor de mi vida porque seré la chica más bruja del universo y seré más pesada de lo que ya soy y nadie me soportará y moriré sola rodeada de…

Brian posó su dedo índice sobre mis labios. Y me callé. Y mi yo romántico se deshizo. Y por un momento me apeteció besarle, pero entonces me volví a acordar de que moriría sola y le aparté el brazo de un manotazo.

- Estate quieto Cupido... o te la corto.

Y él sonrió.

“Debe estar pensando que he utilizado los poderes con ella, vas mal encaminada Brit. Le gusto.” – oí en mi cabeza.

- No me gustas, hueles mal. Perdón...

- Perdo... - empezó a decir él.

- ...hueles muy mal - proseguí - además disparas a la gente en la pierna haciendo que casi mueran, torturándolos cantando canciones infumables y leyendo poemas del peor poeta de la historia…

- ¡Oh! ¡¿Qué es eso de ahí?! – exclamó mientras se agachaba a recoger algo. Lo hizo con tanta sorpresa que me entró una gran curiosidad por saber lo que era “eso de ahí” así que me incliné hacia el costado de la cama para ver qué era. – ¡Mira! ¡Esto debe ser tuyo! ¡Seguro que se te ha caído y no te has dado ni cuenta!– dijo con gran entusiasmo, miré toda curiosa hacia la palma de su mano, ahora abierta. Era un tornillo. Cabrón. Lo miré mal. Y él me dedicó una sonrisa torcida bastante burlona. Y por una vez, yo le devolví la sonrisa. – Deja de leerme la mente Brit.

- Jamás. - sentencié mientras seguía sonriendo como una heroína que debía cumplir con su deber.

De golpe se abrió la puerta, era el hombre de antes. Nos miró perplejo, más a Brian que a mí, reflejando cierta alarma en su cara, se le notaba nervioso cómo si algo no estuviera yendo del todo bien.

- ¡Querida Britget!– dijo desde la puerta, teniendo muy presente que desde ahí al menos no llegaría a escupirle – ¡Veo que se encuentra muy bien! Me alegro muchísimo. Brian, ¿serías tan amable de acompañarme fuera? – Brian vaciló por un momento hasta que el hombre insistió – Ya.

Estaba sola en aquella habitación y me di cuenta que no tardarían mucho más en empezar a torturarme, Seven quería lo que era suyo y empezaba a impacientarse, se notaba en el ambiente.

Era mi oportunidad de escapar, la pierna ya no me dolía, supongo que habían usado alguno de esos mejunjes fabricados en factorías no controladas por el estado. Eran una especie de crema que curaba al instante, eliminaba el dolor y cualquier rastro de cicatriz. Si no fuera por ese mejunje estaría o muerta o coja. 

Me levanté y me di cuenta de que llevaba puesta una de aquellas batas de hospital que se atan por detrás y en las que efectivamente, se te ve el culo. Genial, haría una salida estelar. 
Me quité las vías del brazo de un tirón y sin mirar, me daban grima. 

Vislumbré la mochila de Brian y la abrí para ver que había dentro, un cuaderno de dibujo. Parecía ser que a Brian no se le daba bien sólo la música. Quitando el cuaderno y el estuche con colores nada me era útil en aquella mochila, así que conté hasta tres y abrí la puerta con violencia para asegurarme así de que Brian y el hombre con sobrepeso cayeran al suelo aturdidos dándome unos minutos de ventaja. 

Y así fue. 

Comencé a correr agilmente por los pasillos dejándome llevar por el instinto pero tres pasillos más tarde me di cuenta de que aquello era un maldito laberinto. Estaba jodida. Una alarma empezó a sonar, retumbando en mi cabeza aunque eso no me impidió seguir corriendo, me sentía mejor que nunca, digo me sentía porque al girar una de las esquinas me encontré con Seven que estaba sentado en una silla al fondo de aquél oscuro pasillo que solo estaba iluminado por un ventanal.

- Previsible Brit, sumamente previsible. ¿No te aburre ser tan ordinaria? 


Continuará…

V.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Brit - Capítulo 12+1




Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip. 

…Pip-Pip… 

…Pip-Pip-Pip… 

- Eres un imbécil, casi la matas. Te dije que la trajeses con vida, no moribunda.


Oscuridad. Silencio. 

…Pip-Pip-Pip-Pip… 

Oscuridad. Música. Una guitarra. Española. 


...Pip-Pip-Pip-Pip-Pip… 

Brizna de luz. Llanto ahogado. 

…Pip-Pip-Pip-Pip-Pip-Pip… 

- Gilipollas.

Brian levantó la mirada del suelo y me miró directamente a los ojos, estaba más blanco que la nieve cuando está recién caída del cielo. Las bolsas de sus ojos estaban hinchadas y habían adquirido un ligero tono oscuro, llevaba unas cuantas noches sin dormir y al parecer llorando. No veía más allá de su persona. Nos mirábamos, era como si en otra vida hubiéramos vivido mucho juntos, aunque aquello del 0 al 100, era 100% imposible, la morfina me hacía delirar.

Iba a pronunciar el segundo insulto, pensando que aún me quedaba otra pierna a la que Brian podía disparar, cuando en uno de los pestañeos mis ojos no tuvieron fuerza suficiente como para volverse a abrir y me perdí en un estado de embriaguez máximo, liberando un suspiro.

- ¿Se ha despertado ya? – resonó en mi cabeza.

- Durante treinta segundos – respondió nervioso, el cazador de osos perezosos más positivo de la historia. Alias Brian.

- ¿Ha dicho algo? – retumbó con más aspereza ésta vez.

- Sí. – Dijo en un susurro inaudible.

- ¡¿El qué?! – pronunció subiendo de tonto la voz áspera, rezumbando con más intensidad en mi cabeza una vez más.

Silencio.

- Que es gilipollas – mascullé haciendo un esfuerzo tan grande que oí como la máquina que controlaba mis pulsaciones aumentaba la frecuencia de pitidos, delatándome, reflejando que las pulsaciones de mi corazón se aceleraban en cuestión de segundos.

Intenté una vez más, con todas mis fuerzas dejar de mirar a Brian. Para ver más allá. Delante de él había un hombre moreno y bajito con gran sobrepeso - si se le puede decir así – que al procesar la información giró su cuerpo hacía a mí con gran sobresalto para presenciar el milagro. Sus mofletes estaban rosados de la emoción, y en su rostro se dibujó una sonrisa que iba de oreja a oreja. Muy exagerada para mi gusto. Y entonces me acordé de quién era él.

- ¡Queridísima Brit! – se lanzó hacía a mi cogiéndome de las manos en una especie de ovación. - ¿Cómo se encuentra? ¿Mareada? ¿Le duele mucho su pierna?

Silencio. Eterno silencio, sabía que le incomodaba el silencio. Fue entonces, cuando éste empezó a recular después de mi voto de silencio improvisado y no pre-meditado. Y aproveché ese preciso instante para escupirle  en la cara.

- Pelota. 

Y el cuerpo me volvió a fallar del arduo trabajo que me suponía pronunciar más de 3 palabras seguidas. Quedándome sin energía una vez más. Oí gritos enfurecidos y luego silencio y más tarde...

“ Cuando volvemos las fugaces horas 
del pasado a evocar, 
temblando brilla en sus pestañas negras 
una lágrima pronta a resbalar. 

Y, al fin, resbala y cae como gota 
de rocío al pensar 
que cual hoy por ayer, por hoy mañana, 
volveremos los dos a suspirar.” 

Bécquer. Rima 54.

“Alguna vez la encuentro por el mundo, 
y pasa junto a mí; 
y pasa sonriéndose, y yo digo: 
—¿Cómo puede reír? 

Luego asoma a mi labio otra sonrisa, 
máscara del dolor, 
y entonces pienso: —Acaso ella se ríe, 
como me río yo.” 

Bécquer. Rima 59. Y sonreí.

De vez en cuando Brian tocaba la guitarra y cantaba, tenía una voz preciosa para qué mentirte. Otras veces me leía poemas del Romanticismo, una de mis épocas preferidas de la Literatura Española.

 Mi deber era odiarle, y creédme, lo intentaba con mucho ahínco, pero a veces me resultaba sumamente difícil así que me obligaba a recordar que me había disparado en la pierna y se me pasaba la tontería. Otras veces lo oía llorar mientras se sorbía los mocos y me entraban ganas de levantarme de la cama y abrazarle, algo complicado, dado que no era ni capaz de abrir los ojos más de dos minutos seguidos, supongo que había perdido demasiada sangre.

De golpe, un pensamiento me golpeó con fuerza y angustia haciéndome añicos el corazón.

- ¡¿Y mi madre?! – Pregunté gritando a Brian, incorporándome tan rápido de la cama que mi cuerpo perdió el norte y el equilibrio. Me entraron unas náuseas horrendas y vomité hacia el costado de la cama. Brian corrió hacia mí para recogerme el pelo y sostenerme.

- Brit, estírate. – Dijo mientras me limpiaba la cara - Ahora. – Insistió. Y por una vez en la vida le hice caso a un hombre a la segunda, una de esas pequeñas promesas que una se hace, nada importante. – Tu madre está bien – prosiguió – y tranquila que no te echa de menos, se cree que estas con tu queridito James durante esta semana. – Lo dijo con un rintintín que me pareció ciertamente extraño, como si estuviera celoso. Sinceramente, me importaba un pito.

Y los ojos se me cerraron una vez más. 


Esto no se para, esto no se para, esto no se para, continuará...


V.

martes, 22 de enero de 2013

Oniria e Insomnia

Oniria encuentra a Insomnia, los dos conectan bien.
Quizás en otra vida, fueron un mismo ser. 

Será un reencuentro inesperado en noche azul
sí, ya lo verás, 
cuando me gire entre la gente, serás tú. 
sí, ya lo verás....

Brit - Capítulo 12


Las personas van y vienen, y yo me iba, me estaba yendo… tenía mucho más que decir pero...

Yo ya me había ido…

V.

lunes, 21 de enero de 2013

Brit - Capítulo 11

- ¿Sorprendida? – se burló Brian mientras levantaba las cejas rápidamente apuntándome con la pistola.

Cálmate histérica, pensé. “¡Qué histérica, ni que niño muerto! ¡Tiene una pistola!” ¿Eso de ahí? Mi subconsciente, siempre tan útil él. 


Todo iba a salir bien, yo iba a estar bien, sí, sí, sí… mañana yo estaría bien, bien jodida. Al parecer Brian sabía más información de mí que yo de él, espero que Richard hubiera activado un plan de acción, o cualquier cosa que activaran ellos cuando uno de sus Ángeles, por decirlo de una manera ordinaria, estaba en peligro. Estaba en cuarentena, se suponía que cuando pasaban estas cosas te tenían vigilado 40 horas. Sí, tenían que tener un plan ¡¿No?!

No era capaz de moverme, con cinco segundos hubiera sido suficiente para entrar en casa y cerrar la puerta de un golpe, pero eso supondría un peligro para mi madre y una serie de explicaciones que ahora mismo no tenía ganas de explicarle. “Eh mamá, que bueno... que tengo superpoderes, sí, leo la mente; sí, también me teletransporto, no, donde quiero no; ¿que porqué? Por el "turning point". Bla bla bla.  Ah y se me olvidaba… Nada importante ¿eh? Hará cosa de un tiempo que le robe a uno de los peces más gordos del mundo uno de sus más preciados secretos y claro, acaban de venir a saldar cuentas. Pero tú no te preocupes, solo me torturaran hasta que consigan lo que quieran, nada del otro mundo”. Evidentemente no.

Y ahí estaba yo, pensando un plan. Definitivamente estaba jodida. Ahora entendía porque la gente en las películas se quedaba paralizada cuando iba a morir; no es que fueran unos retrasados desadaptados del medio, simplemente el cerebro entraba en una infinita desconexión, en un rollo de "tonto el último", maldito traidor. Ya me lo imagino enfundado en un bañador de flores hawaianas de colores estridentes con la maleta y las gafas de sol diciendo“¡Aquí os quedáis pringaos!” mientras dice adiós con la mano.

- Como te muevas, te juro que te vuelo los sesos – sentenció con una sonrisa de superioridad – y después le vuelo la tapa de los sesos a ella – continuó, señalando con la cabeza la casa, refiriéndose a mi madre – y ahora le vas a decir a tu queridísima mamá que te vas a dar un paseo con tu queridísimo novio. Y espavila. – finalizó mirándome duramente a los ojos.



- ¡Mamá, ahora vuelvo! ¡James y yo vamos a dar una vuelta un rato, no me esperes para cenar! – grité desde la puerta con lágrimas en los ojos - ¡Te quiero!

- ¡Vale! ¡Pasádlo bien! – chilló desde la cocina – ¡Yo también te quiero cariño!

Le miré, aún con lágrimas en los ojos y cerré la puerta de casa, acto seguido él soltó una risa burlona que me hizo hervir la sangre, rematando la jugada con un:

- Pues al parecer no eres tan valiente ¿eh? – susurró bien cerca de mi cara mientras me cogía del brazo con fuerza haciéndome daño a propósito, apuntándome con la pistola en el estómago provocándome seguramente otro morado.  


Bajamos por el ascensor callados, al llegar a la planta baja, me pregunté dónde demonios se metía Mr.Cebolla cuando lo necesitaba, de un eructo lo hubiera dejado K.O. Salimos del portal mientras me empujaba del brazo con fuerza mientras yo no oponía ninguna resistencia, no es que fuera así de tonta, simplemente estábamos en sitio sagrado y no iba a montar una escena aquí. 

Hacía frío en la calle, mucho frío y yo no llevaba chaqueta. Cuatro calles más adelante llegamos a su coche, un Lamborghini Gallardo LP560-4 de color blanco, el coche de mis sueños. Hijo de puta.

- Mola ¿eh? – gritó con chulería

En ese momento le hubiera pegado un puñetazo y le hubiera robado las llaves si no fuera porque llevaba su pistola pegada a los riñones, dispuesta a disparar al mínimo movimiento en falso.

Abrió la puerta del Lamborghini y me invitó a sentarme, seguidamente me esposó las manos y con otras esposas me esposó a la puerta del coche para que no hiciera ningún movimiento perjudicial mientras conducía.

- ¿Te molesta? Pues recuerda esto nena, lo que no quieras para ti, no se lo hagas a los demás – canturreó mientras cerraba la puerta.

Odiaba que me dijeran "nena". Dio la vuelta al coche y se sentó en el asiento del conductor, metió la llave y la hizo girar y la bestia rujió. A pesar de la situación me dio un subidón de adrenalina. Me encantaba aquél coche

“Nota mental número 1 : Antes de torturarla hasta sonsacarle hasta el alma, estrenar los asientos de atrás” – empecé a escuchar dentro de mí cabeza– “¿Qué hora es? ¡Uf! Las diez, tendremos que pisarle al acelerador sino no llegaremos a tiempo y no podré follármela antes de entregarsela a Seven”

- Como me toques con esa polla leprosa y sifílica que debes tener, te juro que te la arranco de cuajo– susurré sin ni siquiera mirarle a la cara mientras mantenía la mirada fija hacia la carretera.

Se quedó atónito y callado durante un minuto, acto seguido contraatacó.

- ¿Nunca te han dicho que meterte en los pensamientos de los demás está mal? – masculló como un niño inmaduro – Además, no seas así de dura conmigo, la última vez me dejaste a medias y no me digas que no te gustó. A todas les gusta, y siempre me lo agradecen, supongo que las chicas no descubrís ser multiorgásmicas cada día.

- Eres asqueroso, yo no soy todas, imbécil – respondí con acritud mientras seguía mirando la carretera, sin dirigirle la mirada.

Sacó una pistola de la guantera que había en la puerta de su costado izquierdo y me apuntó mientras conducía. Íbamos a tener un accidente al final.

- O bajas esos humos o te disparo en una pierna para que veas que se siente al desangrarse lentamente – amenazó con dureza sin abrir mucho la boca.

- ¿Y estropear la maravillosa tapicería de tu Lamborghini Gallardo LP560-4? – le desafié una vez más sin mirarle si quiera a la cara, perdiendo la vista en el horizonte - Vamos,  cabronazo sin escrúpulos, hazlo. – susurré mientras ésta vez lo miraba fijamente a los ojos.

Y lo hizo. 

Tumblr_mgbhun1s8s1rqm5f2o1_500_large

Me ardía la piel, quemaba, jamás había experimentado semejante dolor. La bala me había desgarrado el pantalón haciendo un gran boquete en la tela y ergo en mí piel. Notaba como la sangre bombeaba con fuerza en mi muslo izquierdo, inflamando la zona. Empezó a brotar lentamente sangre de la herida, empapando todo de sangre a medida que pasaban los minutos. Me quedé callada, soportando el dolor, María, mi pediatra, estaría orgullosa de mí, no veas los berridos que pegaba cuando tocaba vacunarme o tenía que curarme alguna herida, lo hacía por vicio, pero eso solo lo sabía yo. 

Brian seguía conduciendo mientras iba mirándome de reojo, se palpaba en el ambiente que la preocupación se lo comía por dentro, llevaba diez minutos desangrándome y yo no había expresado ningún ápice de dolor, no había dicho nada y los segundos seguían pasando de la manera más lenta que jamás te hayas podido imaginar...

- ¿Estás bien? – sucumbió finalmente, después de veinte minutos de silencio - ¿Britget? - insistió ansioso, mostrando cierta preocupación e inquietud.

Ni lo miré, me estaba muriendo, había perdido demasiada sangre...

523148_441975709179247_619683566_n_large

Continuará…

V.

viernes, 18 de enero de 2013

Brit - Capítulo 10

Tenía entre mis manos aquella caja morada, la sangre empezaba a hervirme, reventaría en un momento u otro. Y sucedió. Estampé la maldita caja contra el suelo y las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas impactando contra el suelo. Lloré y volví a llorar… 


En medio de toda la llorera saqué la guitarra de su funda y Lucy y yo dejamos de estar en aquella habitación, todo a mi alrededor desapareció, dejándonos llevar por el ritmo lento del oleaje en un llanto embriagador…

Dm7, Bb9, F y C...

Dm7                Bb9                      F                                                              C9
Come up to meet you, tell you I'm sorry, you don't know how lovely you are 


Suspiré. Y seguí cantando...

Bb9
Nobody said it was easy…

Cuando me sentía triste, solía tocar la guitarra, me hacía sentir bien, una vez oí que hacer el amor con la persona que quieres es como  tocar la guitarra con los ojos cerrados...

Hacía mucho ya que no tocaba la guitarra con los ojos cerrados…

Lucy fue un regalo de mi madre, recuerdo que era un día cualquiera, de un mes cualquiera, en mi decimosexta primavera. Jamás me olvidaré de los callos que me salieron en los dedos aquél verano, pasé tantas horas en aquel parque, aprendiendo nuevas canciones, dejando que el sol me regara de vitamina D. A pesar de estar más sola que la una, fue un buen verano.

Miré hacía el suelo, chocando la mirada contra la dichosa caja, que seguía en el suelo esplendorosa, intacta. Me odiaba a mí misma. Me sentía tan inmune al amor y tan impotente a la vez…

James me había dado esa caja el día anterior diciéndome, con una gran sonrisa y con las mejillas ruborizadas, que me quería, que era el amor de su vida y que íbamos a tener dos niños, un niño y una niña. Y que los llevaríamos al parque y les enseñaríamos el mundo, que… seríamos unos padres geniales... ¿Y qué hizo la lista de Brit? Estropear el momento. Me puse a llorar. Sí, como lo oyes, así sin más. Llevábamos un año saliendo juntos y por más que lo intentara yo no sentía lo mismo por él que que él por mí, lo notaba en su mirada, en la manera de mirarme, en cómo me cuidaba, como algo frágil, como un tesoro que ya no esperas encontrar.

Miré hacía las cuerdas de la guitarra y un moratón en mi muñeca llamó mi atención. Seguro que me lo había hecho aquél inútil, pensándolo mucho llegué a la conclusión de que aquél capullo se hartaba a follar todo lo que quería y más, con solo tocarme había conseguido ponerme como cual perra en celo, a sus pies. Y parecía tener mucha práctica en ello. Sólo de pensar en la manera en que me besó y cómo me empotró contra la pared, mostrándome su gran erección empecé a humedecerme…

“Esto es enfermizo Brit. Prou.”

Seguía dándole vueltas al porqué no recordaba nada más allá del momento en que le até de pies y manos a la silla, me tenía desconcertada. En principio no podía salir de la capsula de espacio-tiempo hasta que ayudara a la persona en cuestión, así que aquello no tenía mucho sentido. Y yo no le había dado lo que él buscaba. Ni el sexo desenfrenado ni el secreto que le pertenecía a alguien de su interés.

Llamaron al timbre.

- ¡Brit! ¡Es James! ¡Le he dicho que suba! Abre tú la puerta que he de hacer la cena– chilló desde el recibidor.

Deje la guitarra recostada sobre la cama con sumo cuidado, seguro que James venía para hablar sobre lo ocurrido ayer, fuí hacia el recibidor y lo esperé con la puerta abierta. Empecé a prepararme un discurso sobre lo que iba a decirle. Que sentía lo sucedido, bla bla bla bla, que tenía la regla, bla bla bla, que tal vez teníamos que ir más despacio, aunque tal vez eso no colaba después de un año de relación, la gran Brit empezaba a perder credibilidad. Al final mis dichosas amigas tendrían razón y moriría sola.
La puerta del ascensor se abrió. Puse una de mis mejores sonrisas, James nunca se podía resistir a ellas, le encantaban, siempre decía que yo tenía una cara hecha para sonreír. En el fondo, lo quería, pero no estaba enamorada de él. Aunque la verdad es que no recordaba haberme enamorado de nadie nunca, así que tampoco sabía lo que era estar enamorada de alguien. O tal vez sí, por un momento la duda se plantó en mi corazón, mientras mi cerebro seguía negándolo con fuerza. Y fue entonces cuando el corazón se paró para dar un vuelco enorme, me quedé helada y a la vez el corazón me iba a mil pulsaciones por minuto. No era James. 

Brian me sonreía exultante desde la puerta del ascensor mientras me apuntaba con una pistola.

Steve-boyd-greg-vaughan-homotography-6.jpg.scaled500_large

Continuará…

V.