miércoles, 20 de enero de 2010

Lluvia, II



Al igual que todas las mañanas se dirigía hacia la misma boca de metro y cogía el primer metro de la Línea 3 que venía, cuando llegaba al final del recorrido se subía a otro metro hasta llegar al final del trayecto de este. Le gustaba dejarse llevar por el no saber, pero lo que más le gustaba de todo aquello era observar a las personas que viajaban en su mismo vagón, se imaginaba a dónde iban, a que se dedicaban, sus sueños, sus ilusiones, sus decepciones, sus errores y sus preocupaciones, siempre llevaba consigo una libreta y un bolígrafo en la que escribía los sentimientos que descubría en la mirada de las personas. En realidad lo único que buscaba era aquella mirada que hacía diez años la cautivó, aquella mirada de curiosidad que dos años atrás se esfumó…




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