jueves, 3 de junio de 2010

Crónicas de cinco adolescentes III



A veces, en esta vida tan perra que llevamos, llega un momento en el que decides coger el toro por los cuernos, viendo, al fin, que lo único que estás haciendo es malgastar los mejores años de tu vida, años que no volverán,años que decidiste no vivir, porque era más fácil engañarse que cambiar.
Como el gran crítico y filosofo Nietzsche dijo, el cambio suele ser doloroso y provisionalmente nos dará miedo.¿Porqué nos dan tanto miedo los cambios? Somos seres humanos de costumbres. Y por eso, ese camino hacia unos sentimientos nuevos, inmaculados, agradables y desconocidos hasta el momento, son como un hilo tirante, en tensión, inestable, inseguro, lleno de dudas y miedos que debemos tomar para así luchar contra algo, contra nuestro antiguo yo, tomar la vida en tus brazos, abrazarla y decir: "Aquí estoy yo". 



No soy nadie para decirte qué hacer, qué decir, yo no soy tú, mis errores no son los tuyos y el dolor que sientes en estos momentos no es tangible para mi, pero sí para ti. ¿Sabes? Has de ser valiente, yo no lo puedo ser por ti, arriésgate a sentir, a vivir, a sonreír por las pequeñas cosas, por los detalles insignificantes, por aquellos momentos con las amigas.
Actúa, sin pensarlo, que si te caes ya estoy yo aquí.
Lo único bueno de los errores, es que tal vez, después de mucho tiempo y de haber tropezado centenares de veces con la misma piedra que estuvo siempre allí, acabas aprendiendo a coger aquella piedra con la mano, mirarla y tirarla a la otra banda de la cera.
Conozco la frialdad de tus muros, su aspereza y dureza, pero también conozco el aura de tu sonrisa, la brisa de tu mirada, y los latidos de tu corazón, un corazón con vida. Así que cariño, atrévete, las vistas al otro lado del muro, son fantásticas.



Te estoy esperando.



V.

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