jueves, 16 de septiembre de 2010

CLEOPATRA

Y tú me pedías perdón a mí por haber huido. Lloraste y diste tus razones ... ¿Acaso puedo yo llorar y dar mis razones? Les diré simplemente que amaba. Cuando vi que te alejabas dejé de ver, de sentir, de oír, sólo pensaba en que te ibas ... Sólo pensaba que mi amor se iba y sólo quería estar con ella. (...) Dime, ¿a cuántos amaste depués de él? ¿a uno? ¿diez? ¿alguno? ¿nadie? ¿Te besaron con sus labios, te tocaron con sus manos, gritaste su nombre en la oscuridad y ya a solas te hizo reproches y le imploraste perdón a su memoria?

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