miércoles, 12 de mayo de 2010

She

"Maybe I know, somewhere deep in my soul that love never lasts and we've got to find other ways to make it alone keep a straight face..."

Y mientras sonaba aquella vieja canción, cogí la máquina de escribir que meses atrás había dejado en un cajón del desván junto a mis recuerdos, apartados pero a mano por si alguna vez los volvía a necesitar.
Ahí estábamos ella y yo, mi querida compañera de viaje, llena de polvo ahora. Soplé y miles de espurnas se disiparon en el aire mientras una lagrima resbalaba por mi mejilla dirigiéndose por casualidades del destino a la tecla "A".
La miré con melancolía, con unos ojos que imploraban su perdón; nunca supe el motivo por el cual deje de escribir y decidí callar y otorgar. Al fin y al cabo era lo que había echo durante todos estos años, "Callar y otorgar", dejar que los demás vivieran mi vida y la decoraran como ellos querían...



Posé mis dedos, consumidos por la pena, encima de aquellas teclas que me hacían aflorar sentimientos pasados, amor, dolor, alegría, tristeza, rabia, lujuria, fantasía, miedo, drama, acción, simples emociones que la hacían recordar tiempos pasados en los que no recordaba muy bien si era del todo feliz... Sí, era feliz, cuando la veía sonreír y reírse a carcajada limpia, cuando podían tirarse horas y horas hablando sobre cualquier cosa y se entendían con una simple mirada, aquella mirada que la hacía sentirse tan segura de si misma, aquella que le decía: "Sal ahí fuera y demuéstrales de lo que eres capaz".
Ella le prometió que nunca la dejaría sola, que siempre irían juntas de la mano, pero a todo el mundo le llega su hora, y se fue, dejando con ella sus recuerdos y volando hacia un lugar si más no mejor. Se sintió tan abandonada entonces, tan vacía....


Aquella tarde salió a pasear por el puerto, estaba todo tan calmado, ni el viento se atrevía a revolotear al lado de los allí presentes... Se sentó donde lo solían hacer, y allí, con la mirada perdida hacia un horizonte lejano se estuvo hasta que el sol desapareció.
Se levantó y en ese preciso instante, ocurrió...
Una brisa de aire cálido la envolvió, abrazando cada centímetro de su piel, estrechándola fuertemente como solo ella sabía hacer...

Y con una sonrisa en los labios fue camino para casa, mientras una lágrima se confundía con aquella brisa marina, con ella, con su mamá...


 V.

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